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Mostrando entradas de 2017

Panorama y perspectivas de la literatura colombiana. Una conversación entre Raymond L. Williams y Philip Potdevin

Literatura colombiana: requerimos luces para la vida

Philip Potdevin Literatura y realidad, como espejos enfrentados, permiten ahondar recíprocamente en los relatos que cada una construye de una época. Colombia, país atravesado por la violencia desde antes de su concepción republicana, y que aún hoy no logra sacudir el estigma del conflicto armado, sigue produciendo una literatura que, en gran parte, es ajena a su problemática social y peor aún, a su propia tradición. La violencia de la primera mitad del siglo XX, tuvo sus rapsodas. Obras que permitieron denunciar injusticias, violencia, persecución y desigualdad social. Obras como Viento seco de Daniel Caicedo, quien en 1953 narró, en apretadas   setenta páginas, el horror de la masacre de Ceylán,   en el Valle del Cauca,   Carretera al mar de Tulio Bayer, El día del odio de J. A. Osorio Lizarazo, Lo que el cielo no perdona de Fidel Blandón Berrío, Calle 10 de Zapata Olivella, La mala hora de García Márquez; Chambú de Guillermo Edmundo Chaves, Siervo sin tierra

Seminario Claves y Signos de las Literatura Erótica

Presentación en Casa Tomada de la novela Palabrero de Philip Potdevin

Hacia una cultura antagonista en Colombia: una nueva oportunidad para el intelectual colombiano a partir del Acuerdo Final de La Habana

Por Philip Potdevin* (Tomado de Le Monde Diplomatique, edición Colombia No. 166, mayo de 2017) Una de las leyes de la acción dramática es que a la estrella debe enfrentársele un antagonista que se oponga a sus designios. En La tempestad, la mejor de las obras de Shakespeare y la más incomprendida, el invasor Próspero ha esclavizado a Calibán, el habitante originario de la isla. Éste no se doblega ante el atropello de Próspero. Al contrario. Calibán : T engo que comer. Esta isla es mía por mi madre Sícorax, y tú me la quitaste. Próspero tiene un vasallo, el espíritu Ariel, que busca alcanzar la libertad siendo servil al dominador que ha despojado de la isla a su dueña, la hechicera Sicorax. Próspero:   … salvo el hijo que ella parió aquí, un pecoso engendro, ningún humano había honrado esta isla. Ariel:   Sí, su hijo Calibán. Próspero: ¡ Torpe! ¿Quién, si no? Calibán, que ahora está́ a mi servicio. Éste lo ha sometido a la condición de enemigo y monstruo.