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Mostrando entradas de febrero, 2013

En los cincuenta años de Rayuela, de Julio Cortazar, algo sobre el concepto del Mandala

Cortázar durante mucho tiempo títuló la novela Mandala y sólo poco tiempo antes de darla a la editorial le cambió el nombre por Rayuela. La razón obedeció que el título  terminó por parecerle pedante y optó por un término que emanara experiencia lúdica y apertura de disgresión de normas, como  es la rayuela infantil. En Cuaderno de Bitácora de Rayuela , publicado por Ana María Barrenechea,  se encuentran las claves del tema del mandala   que obsesiona a Cortázar y que se encuentra diseminado por toda la obra. Entre los innumerables personajes que Cortázar menciona en la novela: artistas, escritores, músicos, científicos, filósofos, apenas una vez se menciona al siquiatra y psicoanalista Carl Jung, un estudioso del tema de los mandalas y de la alquimia. Esta referencia ocurre cuando Traveler le dice a Oliveira que está harto de decirle que lea un poco de Jung. Aquí encontramos una valiosa clave para la lectura alquímica de Rayuela. Es innegable la influencia, ya

Epitafio, el célebre poema de Yannis Ritsos, versión completa en español

Ritsos (1909-1990) es un poeta comprometido con el ser humano, atemporal y eterno. Está del lado de los que sufren, de los vencidos, los oprimidos, los ignorados. Entre su vastísima obra, de más de sesenta volúmenes, se erigen, como faros, poemas como el famoso Epitafio de 1936, Romiosini (Grecidad), y un conjunto de soliloquios dramáticos entre los cuales se cuentan Ismenia, Ayax, Crisótemis, Casa Muerta y Sonata de Claro de Luna . Epitafio , del griego Ἐ πιτάφιος que significa “lamento en la tumba”, es un himno a la vida, al amor materno y a la vez, es un himno a la rebeldía. Ritsos lo escribió en Tesalónica, poco después de una manifestación estudiantil contra el gobierno derechista de Metaxás, en la que asesinaron a varios estudiantes. Un fotógrafo, captó para la posteridad la desgarradora imagen de una madre, hincada al lado del cadáver de su hijo, llorando su desgracia. Ritsos al ver la foto, se encerró a escribir y a los pocos días produj