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Mostrando entradas de 2013

Literatura y Humanismo. Enrique Santos Molano doctor Honoris Causa por la Universidad del Valle.

Bogotá noviembre 12, 2003 Discurso de recepción del doctorado Honoris Causa conferido por la Universidad del Valle a Enrique Santos Molano Casa del Valle, Bogotá Literatura y humanismo “Homo sum: humani nihil a me alienum puto. Soy hombre. Nada de lo humano me es ajeno”. El autor de ese pensamiento trascendental, con el que se da inicio a la era del humanismo, vivió en el siglo II antes de Cristo y era un esclavo romano. Publio Terencio Afer nació en Cartago como esclavo, que provenía posiblemente, de una familia bereber, comprado de meses de nacido por el senador romano Terencio Lucano. El senador lo llevó consigo a Roma y lo puso a su servicio. La extraordinaria inteligencia, las capacidades intelectuales y el talento creador del esclavo cartaginés, conmovieron al senador Terencio Lucano, que resolvió darle la libertad cuando el muchacho no había cumplido los quince años. Ya libre, adoptó el nombre de su antiguo amo y se llamó Publius Terentius Afer

El llamado a un humanismo más real en la obra de Walter Benjamin

Ponencia presentada el pasado 28 de septiembre de 2013, en el II Congreso Internacional de Filosofía Contemporánea en la Universidad san Buenaventura, Bogota Esta ponencia aspira a precisar el llamado que hace Benjamin a revitalizar el humanismo, alejándolo de aquel humanismo idealista alemán y fundamentándolo en la propuesta temprana de Marx. Benjamin reclama un humanismo más real; uno que apele al materialismo antropológico que emerge tras la destrucción de lo establecido. Este llamado se encuentra de manera principal en el ensayo sobre Karl Kraus (Benjamin, II,2, 1999b) pero a la vez, es posible rastrearlo en diversos lugares de su obra. Afirmar que el pensamiento de Benjamin es de difícil clasificación es un lugar común. No faltan los intentos de encasillarlo como marxista, mesiánico, revolucionario. McCole (1993) lo define como un articulador de antinomias, entre estas, tradición-experiencia, materialismo-redención y destrucción-creación. La argument

Algunas consideraciones en torno de la reedición de Antoño Nariño, filósofo revolucionario de Enrique Santos Molano

Palabras leídas en la Biblioteca Naciona, en Bogotá, el pasado 26 de septiembre de 2013, durante la presentación de la segunda edición de la biografía de Nariño por Enrique Santos Molano Al investigador histórico siempre se le presenta el interrogante de cómo reconstruir, interpretar o analizar el hecho histórico. Superadas están las épocas del historiador alemán Leopold von Ranke que clamaba por un trabajo de narrar los hechos “tal como sucedieron”. Dicha pretensión ha sido revaluada y sabemos que los eventos de la historia se diluyen y evaden para siempre; y el trabajo del historiador es un trabajo personal, parcial, en muchos casos imperfecto de acuerdo con las herramientas que tenga a su alcance, el método que utilice y el contexto personal del historiador (su formación, su ideología, sus circunstancias personales), que a todas luces es imposible deslindarlo de su trabajo investigativo. Al mismo tiempo, afirma Morrou, ”la riqueza del conocimiento histórico

A los cuarenta años de la muerte de Pablo Neruda: poeta del amor, de la tierra americana y de lo social

(Esta nota apareció en Gaceta, del diario El País de Cali, el pasado 22 de septiembre de 2013) Todo aquel que aprecie la poesía, todo aquel que se haya enamorado y todo aquel que en su corazón tenga veinte años conoce y reconoce la poesía de Pablo Neruda (seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto) como la poesía del amor, del canto a la amada, de la canción desesperada. ¿Quién si no aquel no hizo de ese librito, llamado Veinte poemas de amor y una canción desesperada , su ideario, su doctrina, su ideología, su libro de cabecera, su libro de desvelo, su testamento? ¿Acaso era posible cantar al amor de una manera más elevada que la lograda en esos veintiún poemas? Y luego cuando se descubrían los Cien sonetos de amor y Los versos del capitán no podía evitarse intentar escribir uno, dos o más intentos de poemas dedicados a la muchacha que nos robaba el corazón, en inútil intento de escribir como él, para finalmente sucumbir y aceptar que era imposible verter tanto amor de un